Soñar grande
Emprender y desarrollar ideas es algo que conlleva objetivos que cumplir. Esta muy bien tener ganas de hacer cosas y estar muy motivado, pero si no tenemos un sitio al que enfocarnos tenemos un problema. Un emprendedor sin objetivos, solo es una persona con motivaciones que carecen de sentido.
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Para emprender hay que tener ganas de hacer cosas concretas, ideas que merezcan ser desarrolladas y ganas de aportar valor a nuestro entorno. No se pueden comenzar proyectos con la mera ambición de ganar dinero o sacar el máximo beneficio posible. Para esas cosas no se emprende, se trabaja por cuenta ajena.
Por ello es que un emprendedor ha de tener objetivos claros y metas que cumplir. Y para poder tener esas metas y objetivos es importante soñar a lo grande y tener ideas descabelladas (es necesario tener la habilidad de soñar una vida mejor). Se suele pensar que esto es algo que esta reservado para gente flipada, pero soñar a lo grande es algo necesario para el emprendedor, ya que desafía lo establecido y busca cosas que aun no son reales para mejorar el entorno. Lo que suele sorprender mucho es que el soñar a lo grande siempre tiene que ir acompañado de una mentalidad responsable y un contexto de realidad. No por mucho que soñemos que podemos viajar en el tiempo a base dar puñetazos al aire, eso acabara pasando. Esta bien soñar siempre y cuando exista una moderación contextual.
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Un sueño y una visión de futuro puede ser perfectamente un objetivo a perseguir, siempre y cuando se corresponda con las viabilidades que el entorno ofrece. La norma general es que la gente se cree capaz de hacer menos cosas de las que realmente puede hacer. Por contra, la mayoría de emprendedores creen que son capaces de hacer más de lo que realmente pueden. Encontrar un termino medio acertado es verdaderamente complicado, y eso es un problema basado en la actitud. Ante todo se debe intentar ser lo más cauto y sensato posible. Por ejemplo, es acertado soñar con que las personas puedan volar. Se puede trabajar en drones que muevan personas y artilugios similares, pero si no entendemos de aeronáutica o tenemos conocimientos de ingeniería poco podemos hacer.
Es por eso que lo primero es soñar e imaginar el futuro que queremos construir sin limites de ningún tipo. Una vez visualizado ese futuro soñado, debemos bajarlo a la tierra, analizarlo y adaptarlo a la realidad. Puede que no seamos capaces de hacer que la gente vuele, pero puede que si seamos capaces de buscar a alguien que lo haga y compartir nuestras ideas con esa persona. Los sueños deben ser siempre un objeto de análisis y estudio.
Dividir Objetivos
Y una vez que soñamos y establecemos objetivos debemos analizar si podemos alcanzarlos y de que manera. Y lo más importante: debemos tener siempre bien claro por que queremos conseguir esos objetivos y cual es el resultado final que queremos alcanzar. No es lo mismo que nuestro objetivo final sea ser medico, que el objetivo final sea curar gente. Hay que tener bien claro por que queremos hacer cada cosa.
Lo cierto, es que los objetivos finales son bastante difíciles de conseguir. No por nada a los sueños se les llama sueños. No obstante no es imposible de hacerlos realidad si somos capaces de perfeccionar nuestra capacidad de adaptación y conocemos nuestros limites.
Cuando un sueño se convierte en objetivo, lo primero que hay que hacer dividir el objetivo. Pensar que podemos convertir un sueño en un objetivo que se puede cumplir sin más es bastante estúpido. Y en caso de que sea factible cumplir el objetivo sin más, es muy probable que lo estúpido sea el sueño. La manera correcta de alcanzar un objetivo es dividirlo en metas pequeñas que podamos asumir. Si por ejemplo, queremos escalar una montaña, probablemente no lo podamos hacer de una vez, pero si dividimos el trayecto en pequeños tramos que podamos asumir, a la larga lo conseguiremos. Debemos ajustar siempre los objetivos creando pequeñas metas que se correspondan con las capacidades de cada uno. Los sueños se pueden hacer realidad, siempre y cuando no nos flipemos y los abarquemos con cabeza.
Los riesgos del entorno
Y si existe algo que detesto es esa falsa profecía positivista que tan popular es en la sociedad y que asegura que si quieres puedes. Todo eso de que si te esfuerzas y trabajas al máximo puedes conseguir cualquier cosa, creo que es una soberana gilipollez. Si es cierto que creo que los sueños se pueden hacer realidad, pero dudo mucho que puedas hacer cualquier cosa si te esfuerzas lo suficiente y trabajas duro. Y esto se debe a que siempre existe un riesgo. Aunque se crea que no, siempre existe la posibilidad de que algo salga mal. Puede que te esfuerces un montón, trabajes duro, seas el mejor en tu sector y que montes un negocio perfecto, pero si tu entorno esta en tu contra, créeme que no saldrás a delante. Por poner un ejemplo sencillo: ¿Qué pasa si montas el bar perfecto pero un terremoto lo destruye? El entorno es clave para el éxito y es una fuerza incontrolable. Y una vez dicho esto, toca aclarar lo obvio: ¿Cómo puedo pensar que los sueños se pueden hacer realidad tras este análisis del entorno? La respuesta es sencilla: conociendo claramente el objetivo final de nuestros sueños y desarrollando una alta capacidad de adaptación se pueden alcanzar los objetivos.
Si nos basamos en el ejemplo que os compartí antes, si el objetivo final es ser medico, tenemos un problema. Para empezar ese sueño no es digno de un emprendedor ni nada por el estilo. Es un sueño relacionado con la vanidad cuya única finalidad es contentar al propio soñador. No tengo nada en contra de los sueños cargados de vanidad, pero no son sueños que correspondan a la conducta y actitud de un emprendedor. En cambio, si el sueño y el objetivo final es curar gente, estamos ante un sueño que busca aportar valor y soluciones al entorno. Este si es un sueño que va en sintonía con la actitud y mentalidad propia de un emprendedor. Si los objetivos no están cargados de vanidad, y se basan en aportar y mejorar el entorno, nos sera mucho mas fácil adaptarnos a cualquier situación que se nos presente.
La síntesis: una herramienta imprescindible.
Para conocer la finalidad de nuestros objetivos, que previamente fueron sueños, debemos sintetizarlos al máximo posible. Tenemos que reducirlos hasta el punto que reflejen lo que realmente queremos conseguir con ellos. Si soñamos con ser un gran director de orquesta que sepa componer y tocar muchos instrumentos, la síntesis correcta es que realmente lo que queremos es ser músicos. Músicos que se dediquen a varias cosas, pero músicos al fin y al cabo. Y una vez realizada esta síntesis, lo correcto es hacer una segunda síntesis que nos diga por que queremos ser músicos. Para poder hacer realidad los sueños debemos tener claro por que queremos hacerlos realidad. Si la respuesta es que queremos ser músicos por que creemos en la música como una forma de lenguaje que puede transmitir emociones y mensajes varios, descubriremos que nuestro sueño no es ser músicos, si no comunicar por medio de la música. Si la respuesta en cambio es que queremos ser músicos para que nos aplaudan las masas en cada concierto, tu sueño no es ser músico si no una estrella de la música. Es vital hacer este ejercicio. Siempre nos debemos preguntar por que queremos hacer las cosas. Antes de plantearnos si quiera convertir los sueños en realidad estos han de ser sintetizados a base de preguntarnos por que soñamos lo que soñamos.
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Una vez realizada la síntesis la adaptación sera mucho mas sencilla en caso de no poder alcanzar los objetivos que nos pongamos por delante. Para ejemplificar este asunto, hay una historia de Kennedy muy famosa en la que en una visita a la NASA en 1961 se encontró con un hombre que limpiaba el edificio, se acerco a él y le pregunto: ¿Usted que hace aquí?. La respuesta fue clara y pronunciada con mucha seguridad: Ayudo a poner un hombre en la luna, señor. No se si el sueño de este hombre era poner un hombre en la luna o no, pero si se que su actitud era la correcta y un perfecto ejemplo del tema que trato. Si su sueño era poner un hombre en la luna, da igual si sabia de ingeniera o física, por que acabo por encontrar la manera de cumplir su objetivo. Le fue fácil adaptarse y entendió, que el entorno, por muy difícil que lo ponga, no ha de ser un motivo para abandonar los objetivos.
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Objetivos incumplidos y valor aportado
Por ultimo hay que asumir un hecho importante: no todos los objetivos se verán cumplidos. Y no digo que no se puedan cumplir, si no que no se verán cumplidos. Por ejemplo si soñamos con una educación mejor, es algo que no podremos alcanzar nunca como objetivo por que siempre habrán cosas que mejorar (podemos dar pasos positivos, pero nunca se encontrara la forma perfecta de educar). No obstante, que nunca veamos nuestros objetivos cumplidos no es motivo para no trabajar por alcanzarlos. Hay que tener en cuenta que el objetivo y las metas muchas veces no nos corresponde a nosotros alcanzarlo, pero si nos corresponde crear el camino para que otros lo hagan. Cada paso que demos, mientras nos acerque al objetivo, es un paso correcto y positivo, aunque sepamos que nunca alcanzaremos la meta ni recorramos el camino completo. Si cada paso aporta algo y mejora la situación, vale la pena darlo, por que aunque no alcancemos nuestro objetivo, no habremos fracasado.
Cómo hacer los sueños realidad.
En resumen: Los sueños se han de analizar y sintetizar. Una vez hecho esto, y conozcamos que es aquello con lo que soñamos realmente, se ha de plantear un objetivo. Y por ultimo, una vez establecido el objetivo este se ha de dividir en pequeñas metas que podamos asumir y nos permitan acercarnos a nuestros sueños. Es vital para esto entender el papel que jugara nuestro entorno y los riesgos que presenta, así como también fomentar por nuestra parte una actitud que nos permita adaptarnos a cualquier cambio. Con estos pasos, hacer los sueños realidad, por muy difícil que sea, se convertirá en algo real y factible.
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