Los peligros del éxito desmedido
Cuando un proyecto crece rápido y de manera desmesurada se presenta la posibilidad de que podamos acabar fracasando por exceso de éxito. Si nuestro trabajo esta recibiendo más atención y demanda de la que podemos asumir en una fase temprana, la producción a de aumentar y corremos el riesgo de meter mas horas de trabajo al proyecto de las que podemos asumir. Y ademas esto ni siquiera garantiza que podamos salir victoriosos. Si el éxito llega en una fase muy temprana probablemente no tengamos los medios o la preparación necesaria para abastecer la demanda y atención que se esta recibiendo. Si no tenemos los recursos y conocimientos, por muchas horas de trabajo que metamos el proyecto no va a funcionar, ya que todo el mercado estará yendo más rápido de lo que podemos ir nosotros, y por tanto de lo que nuestra producción puede asumir.
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Invertir en un proyecto más tiempo del debido.
En caso de que finalmente acabemos dedicando mas tiempo del que debemos, en un intento de poner el proyecto a la altura de la demanda, no solo corremos el riesgo de llevar el proyecto a sus días finales, si no que también que ponemos en riesgos nuestra propia estabilidad y salud. No digo que en un momento dado, en el que se de un pico de trabajo, dediquemos más tiempo del habitual, o que en las épocas iniciales de un proyecto dejemos de dedicar más horas de las que acabaremos dedicando en el futuro. El problema de dedicar más tiempo del necesario se da cuando el proyecto no va (ni puede ir) a la velocidad de crecimiento que el mercado demanda. Por muchas más horas que invirtamos, posiblemente no solucionemos nada, ya que el problema es la base en si del proyecto, ya que no esta estructurado para abarcar la demanda que ha surgido. Cuando el ritmo de trabajo y crecimiento lo marcan el mercado y no nuestro proyecto, es cuando surge este problema ya que no tenemos el control de nuestra propia producción.
Ahora bien, si aun así decidimos dar todo nuestro tiempo, e invertir el máximo posible a un proyecto donde los que marcan el ritmo de producción son los clientes y no el proyecto en si, empezaremos a asumir riesgos peligrosos. Lo primero que puede pasar es que podamos conseguir que el proyecto funcione bien a base de aumentar nuestro ritmo de trabajo y que a la larga no podamos mantener dicho ritmo. El segundo riesgo es que ni aumentando el ritmo de trabajo acabe funcionando el proyecto y perdamos todo el tiempo extra invertido.
En cualquiera de los dos casos, si metemos más horas de las necesarias en un proyecto fallido estaremos sacrificando nuestra salud y vida social, dos recursos indispensables para fortalecernos a la hora de trabajar. Si sacrificamos nuestra salud nos deterioramos, y por tanto se deteriora una herramienta básica para nuestro desarrollo profesional. Si descuidamos nuestra vida social estaremos anulando nuestro entorno que es nuestro mayor seguro y generador de recursos. Y en caso de que el proyecto finalmente salga bien, habremos sacrificado casi todo para tener éxito. Si el proyecto finalmente fracasa no tendremos ni siquiera la satisfacción de poder haber desarrollado correctamente una idea.
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Ejemplo real: Jason Russell
En el caso que veremos en el vídeo que esta a continuación podréis conocer la historia de Jason Russell,. Su proyecto rápidamente supero expectativas y la atención que recibió fue tanta y tan rápida que no tuvo margen a poder corregir errores o atender sanamente las criticas recibidas. Para poder intentar hacer todo más sostenible sacrifico todo su tiempo para dedicarlo al proyecto. De esta manera descuido su vida y su salud, y por tanto no pudo encajar bien todo lo negativo que le estaba ocurriendo. El resultado final fue un desequilibrio mental que le llevo a correr desnudo por las calles de San Diego. Si no estas mentalmente preparado o no tienes capacidad de adaptación, nada te libra de tener un mal día y acabar corriendo desnudo por las calles de San Diego.
Entiendo que el caso de Jason es excepcional, pero aun así es perfecto para ilustrar el tema del que os hablo. Si ponemos en riesgo nuestro bienestar físico y vida social no tendremos un entorno que nos ate a la realidad ni nos proteja. Mucho menos tendremos la templanza física y mental que necesitamos para soportar ciertos impactos emocionales. Si por algún casual acabamos sufriendo un contra tiempo inesperado y nos encontramos en una situación difícil, estresante y dura, a la vez que estamos en un proyecto al 100% a base de sacrificar salud y entorno, nos veremos en una situación que posiblemente no podamos controlar y a la cual no nos podamos adaptar. He visto casos variados de personas que por motivos como estos acaban desarrollando depresión, trastornos alimenticios o ataques sistemáticos de ansiedad entre otras dolencias. Puede que lo que le paso a Jason sea algo fuera de lo común, pero la realidad es que si no somos cautos y asumimos nuestros éxitos tempranos con facilidad podemos acabar corriendo desnudos por las calles de San Diego.
Cómo prevenir nuestro fracaso exitoso
Los casos en los que un proyecto acaba fracasando por demasiado éxito suele venir dados por que los resultados positivos llegan a una velocidad sorprendente que no deja capacidad de reacción. Por tanto lo primero ha de ser estudiar bien cada paso que se dará en el proyecto. También se ha de planificar como se actuara en caso de tener éxito o fracasar. Cuanto más detallado sea el análisis de nuestros pasos, y mejor planifiquemos nuestros posibles futuros, mejor nos ira. No es necesario intentar predecir todo al detalle, pero si es necesario tener un conocimiento real y amplio de nuestros proyectos y los factores que lo componen. Cuantos más datos tengamos sobre nuestro proyecto y el impacto que este puede generar, mejor lo desarrollaremos y más fácil evitaremos dedicar más tiempo del necesario.
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La segunda forma de prevenir es teniendo una organización estricta de Recursos Humanos y una consciencia sana de emprendimiento. Hay que dejar claro desde un principio como se va a compatibilizar el desarrollo del proyecto con la vida diaria. Se debe dejar bien claro quien es responsable de hacer cada labor y como se desarrollara todo en caso de éxito o de fracaso.
A la vez se han de marcar plazos y medir continuamente las debilidades y fortalezas del proyecto. De esta forma sabremos siempre cuanto podemos abastecer y en que ritmo a nuestros clientes. Y no esta demás ser sincero con nuestros consumidores. Si tenemos que limitar nuestra producción, puede ser una buena idea comunicar esto a los clientes, para no causar mal estar ante la falta de disponibilidad de nuestro producto. Además estaremos fomentando de esta forma la transparencia y generaremos hype en torno a nuestra próxima producción. Este sistema lo ha utilizado Nintendo con su ultima consola Switch, cuya primeras remesas eran de unidades limitadas que aseguraban a la empresa que se vendería todo lo producido y solo se fabricaría en base a las propias limitaciones del proyecto.
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Y por ultimo y más importante, hemos de ser cautos y no dejarnos engañar. Los éxitos se deben de coger de una manera incluso más moderada que los fracasos. Nunca podemos pensar que por haber alcanzado una meta u objetivo ya esta todo terminado. El viaje nunca acaba y lo difícil no es llegar, si no mantenerse. Si asumimos nuestro éxito corremos el riesgo de ser conformistas, de perder todo tipo de humildad, de autoengañarnos pensando que los buenos tiempos duran eternamente, que los éxitos no son pasajeros... Si por un momento nos consideramos exitosos y pensamos que ya estamos en el punto de vida que queremos, como nos descuidemos un momento podemos sufrir golpes duros. Hay que tener siempre presente que nuestro entorno no lo controlamos, y si pasa cualquier evento desagradable o desgracia, corremos el riesgo de no enfocarlo bien y a tiempo, romper, y acabar como Jason. Siempre recuerda: nadie esta libre de acabar un día desnudo por las calles de su ciudad.
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